La educación puede ser considerada como un medio de transmisión de la herencia y la tradición cultural hacia los jóvenes y niños, algunos opinan que este es un medio en el que únicamente se reproducen esquemas de la misma sociedad, se reproducen conocimientos, hábitos, actitudes, habilidades, etc. Los actores sociales asumen y comprenden esta realidad sin embargo este modelo es una función meramente intencionada para dirigir y controlar.[1]
“Distintas corrientes teóricas sostienen que la escuela está cumpliendo una función reproductora, sin embargo, difieren respecto al tipo de factores de los que consideran que depende la reproducción y respecto al modo cómo tiene lugar: de forma mecánica y obedeciendo a las exigencias de los grupos sociales dominantes, sobre todo, las económicas.” (Duarte, 1999)
La escuela junto con otras instituciones como la familia, tienen el particular caso de mantener una continuidad en los modelos sociales y es muy difícil poder emprender acciones que permitan la transformación social.[2] Aunado a esto, la escuela pasa a ser un instrumento del Estado el cual con sus tintes capitalistas, logran un control sobre los individuos y debido a la incapacidad de concientización -y que este sujeto se encuentra en un mundo ya constituido independientemente de él donde su condición social y sus expectativas son concretas- se crean las condiciones educativas que convierten a los individuos en trabajadores asalariados, expertos en “trabajar el sistema”. Rechazan la enseñanza teórica pues en un punto de vista personal, no es beneficiosa a corto plazo en cambio la práctica y practicidad de un oficio cubrirá las necesidades principales de los sujetos. Hay una clara preferencia por el trabajo manual que involucra la fuerza física en contraposición con la capacidad mental. Mientras mayor sea la relación entre el sujeto particular y el ambiente en donde se encuentre, más estará obligado a reproducir estas actividades, se verá obligado a crear su propio mundo y también a sí mismo. “La reproducción del hombre particular siempre será la reproducción del hombre histórico en un mundo concreto”. (Heller, 1994)
[1] La escuela ha sido un aparato más de reproducción cultural, social e ideológica y también en muchos casos de imposición ideológica y ha sido también un aparato de reproducción de las condiciones materiales de los grupos humanos que conforman las clases sociales. La escuela es un aparato más de poder, una institución donde entran en juego las relaciones de fuerza de una sociedad.
[2] La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres particulares, los cuales, a su vez crean la posibilidad de la reproducción social. (Sociología de la vida cotidiana, Heller, Barcelona, 1994)
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