El pensamiento sistémico para la transformación educativa.
En contra parte con la reproducción educativa, encontramos en esta transición, a los que ven a la educación como un moldeador, un espacio para transformar, donde se deja atrás la reproducción sin comprensión y se busca la construcción de una conciencia individual, capaz de mejorar el entorno donde el sujeto histórico se encuentra. Lo anterior, logrado con base en una experiencia previamente formada, que le permite al individuo producir símbolos y significados, adquiridos, no únicamente de las relaciones sociales que le permiten entender sus propias experiencias y las de los otros, sino también de las motivaciones del sujeto, dichas que le brindan la capacidad de desarrollo intelectual, físico y emocional.
El cambio al que llegamos, se produjo cuando los individuos, miembros de la comunidad educativa con discrepancias hacia esta, tuvieron la conciencia clara del significado de lo que hacían y el por qué lo hacían, hicieron un frente, pero como mencionábamos, no en forma de resistencia sino de forma crítica. Se reconoció la capacidad de los individuos para poder producir valores, conocimientos y prácticas coherentes con aquellos que coincidieran con el cambio y el buscado progreso permanente dentro de la escuela como mera institución (producto de la interacción simbólica). Es así como la escuela desempeño una importante función: restituir una conciencia clara a los individuos para de esta manera contribuir al cambio de la sociedad, estos dieron así un significado propio al resultado de la transición de la universidad reproductora hacia la universidad transformadora.[1]
“Para entender los actos de las personas es necesario conocer los objetos que componen su mundo”. (Blumer, 1982)
El resultado de la transformación será la creación de los Intelectuales.[2] “El trabajo del maestro como intelectual, no consistirá, pues, sólo en enseñar. El verdadero maestro, el educador, es aquél que, representando la conciencia crítica de la sociedad y teniendo presente el tipo de hombre colectivo que se encuentra representando en la escuela, asuma el papel de mediador entre la sociedad en general y la sociedad infantil en desarrollo.” (Manacorda, 1977)
El profesor al estar en una institución, entra en una estructura, pero de él va a depender la elección del modelo educativo que utilizará. Por otra parte, el profesor crítico, se resistirá al control, como lo hemos mencionado en repetidas ocasiones, la resistencia no será parte de su pensamiento, la realidad en la que se encuentra le hace buscar estrategias con las que pueda crear una transformación social en donde los sujetos particulares estén concientizados.
Este fenómeno de transición que estamos describiendo, transformó la estructura universitaria en un sistema complejo, basándose en las relaciones sociales. Así pues, estas interacciones sociales de los individuos, dan lugar al cambio educativo buscado.[3]
[1] “El significado determina el modo en que una persona ve el objeto, la manera en que está dispuesta a actuar con respecto al mismo y la forma en la cual se dispone a hablar de él. Un mismo objeto puede tener diferentes significados para diferentes individuos.” (El interaccionismo simbólico, Blumer, Barcelona, 1982)
[2] Gramsci estudió extensamente el papel de los intelectuales en la sociedad. Afirmó por un lado que todos los hombres son intelectuales, en tanto que todos tenemos facultades intelectuales y racionales, pero al mismo tiempo consideraba que no todos los hombres juegan socialmente este papel. Según Gramsci, los intelectuales modernos no son simplemente escritores, sino directores y organizadores involucrados en la tarea práctica de construir la sociedad.
[3]“El individuo puede ser objeto de sus propios actos; tanto en los actos para consigo mismo como para con los demás, se basan en el tipo de objeto que él constituye para sí.” (El interaccionismo simbólico, Blumer, Barcelona, 1982)